El mindfulness es una herramienta que se utiliza como estrategia para potenciar la disminución de la evitación, el apego a los pensamientos y ayuda a potenciar la propia capacidad para centrarse en el momento presente.
La intervención basada en el mindfulness (MBI) ha sido, en los últimos años, objeto de investigación por diversos autores, como por ejemplo, los trabajos realizados por López-González, Amutio, Oriol, Gázquez, y Pérez-Fuentes en 2018 o por Rawlett, Friedmann, y Thomas en 2019 como respuesta a los beneficios de dicha intervención en la calidad de vida de las personas. Además, diversos estudios muestran que a través de la intervención del mindfulness se reducen los niveles de ansiedad y de estrés de manera que el sujeto presenta un mayor bienestar personal.
Vemos en niños como las actividades escolares pueden presentar una enorme cantidad de estresores de carácter potencial. Desde este punto tenemos que destacar que ciertos estresores son útiles, ya que se constituyen como una respuesta esperada al estrés, aunque es cierto que niveles elevados de estrés pueden interferir en la capacidad del niño para estudiar y hacer lo apropiado para el progreso académico, entre otras cosas.
Cuando hablamos de ansiedad hacemos referencia al estado de agitación ante la anticipación de una amenaza, una situación peligrosa, originando dicho estado, una respuesta emocional, cognitiva, fisiológica y/o el motora. La ansiedad es una experiencia universal que se encuentra presente en la vida del sujeto, pero cuando excede los límites de la normalidad puede llegar a ocasionar trastornos. El trastorno de ansiedad generalizada puede afectar entre el 2% y el 6% de los niños.
Es por esto que se plantea como estrategia llevar a cabo la experiencia en mindfulness ya que esta herramienta se ha visto relacionada con otros factores que hacen que mejore la calidad de vida. Entre algunos de estos factores vamos a destacar la aceptación sin prejuicios de la percepción de la realidad, incluidas las emociones negativas y el estrés.
Así pues, debemos centrarnos en aquellos factores protectores que permiten minimizar los componentes ambientales que causan situaciones estresantes, como sería el desarrollo de habilidades de afrontamiento, de comunicación o resolución eficaz de problemas entre otras.
Se ha demostrado que la práctica de mindfulness conlleva a una reducción de emociones negativas y beneficia la atención. A estos resultados vamos a añadir un estudio realizado por Biegel y sus colaboradores en 2009 sobre la efectividad del método mindfulness, puesto que vieron como disminuían los síntomas de somatización, depresión y de ansiedad en los niños a los que les fue aplicada esta herramienta.
Lista de referencias:
Biegel, G.M., Brown, K.W., Shapiro, S.L., y Schubert, C.M. (2009). Mindfulness-based stress reduction for thetreatment of adolescent psychiatric outpatients: a randomised clinical trial. Journal of Consulting and ClinicalPsychology, 77, 855-866. doi: 10.1037/ a0016241
Gabriel Soriano, J., del Carmen Pérez-Fuentes, M., del Mar Molero-Jurado, M., Jesús Gázquez, J., María Tortosa, B., & González, A. (2020). Beneficios de las intervenciones basadas en la atención plena para el tratamiento de síntomas ansiosos en niños y adolescentes: Metaanálisis. Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, 11(1).
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