El amor romántico, el que se siente por otra persona con la que se comparte, se ha compartido o se desea compartir una relación de pareja, sin duda, tiene enorme importancia en la vida de aquellos que lo experimentan y, `por extensión, a la especie humana en general. Consecuentemente, resulta extremadamente sencillo encontrar huellas de este en la mayoría de expresiones artísticas y culturales de diferentes épocas y sociedades a lo largo de nuestro planeta, en el lenguaje cotidiano, en la publicidad, en las consultas de psicología y medicina, etc. De esta manera, no es descabellado decir que querer a otro es una de las mayores motivaciones del ser humano e, igualmente, una de las principales fuentes de preocupación y sufrimiento.
Los sentimientos y conductas que en este fenómeno psicológico se ven implicadas son muy variadas, señalando las principales teorías en este ámbito varios componentes esenciales: intimidad, afectividad, compromiso, empatía, apego,… Además, también existe un notable consenso al considerar que es necesario que se den varios de estos elementos para poder entenderse que en una relación realmente existe este fenómeno y que, de no darse, no se debería hablar de este y sí de otras cosas como amistad, afecto, etc.
Dentro de este tipo de amor, se puede hacer una distinción entre el que se siente en las primeras fases de una relación y el que se da con el tiempo. El del comienzo, pasional u obsesivo; el otro, íntimo, comprometido, de compañeros, tipo apego o de largo recorrido. Lo normal es que el primero vaya perdiendo intensidad con el tiempo y dejando paso al segundo; el cuál, de no ser mantenido, producirá un grave deterioro en la relación de pareja.
Ambos tienen componentes emocionales muy marcados, tanto positivos como negativos. Así, por ejemplo, la persona que se encuentra bajo el influjo de la pasión, aunque se sentirá muy feliz, incluso eufórica, también será muy vulnerable a los celos y a cualquier circunstancia que le haga temer perder el contacto con la otra persona. Pero, es más, no sólo la presencia de este provoca fuertes emociones, sino que la ruptura también conlleva las suyas: tristeza, desesperanza, nerviosismo,… Como consecuencia, debido al enorme efecto que tiene este fenómeno en las personas, es normal que todas intentemos, de una manera u otra, sobrellevar de la mejor forma los enormes vaivenes que este nos genera. Aquí, son muchos los consejos y formulas que podemos escuchar en base a la experiencia propia o de conocidos y la psicología, como ciencia que estudia la conducta humana, no queda al margen. En referencia a esto, Langeslag & Van Strien (2016) han llevado a cabo dos estudios, uno en el que se buscó dilucidar cuales son las principales estrategias usadas por las personas para intentar regular los efectos emocionales implicados en las relaciones amorosas y otro en el que se intentó ver si la más usual, la conocida como reevaluación, es eficaz.
En primer lugar, los investigadores preguntaron a un grupo de 32 personas que se declararon enamoradas por lo que estas hicieron en aquellas ocasiones en las que sufrieron una ruptura dolorosa y también por lo que solían hacer para mantenerse con sus parejas de larga duración de manera que el amor maduro no decayera. Aquí, las estrategias que señalaron para luchar contra las emociones desagradables provocadas por el fin de una relación fueron las de distracción (ver televisión, escuchar música, centrarse en el trabajo, hacer deporte,…), apoyo social (hablar con amigos, pasar tiempo con familiares,…), evitación (no hablar del tema, destruir fotos, eliminar el contacto,…) y reevaluación (centrarse en los aspectos negativos de la persona querida, pensar que con el tiempo se curará todo, presar atención a los aspectos positivos de la propia vida,…). Los participantes declararon usar las dos primeras, sobre todo, con el objeto de sentirse mejor y las restantes para reducir lo experimentado por la persona con la que ya no se estaba. De todas las enumeradas, la reevaluación fue la más usada, especialmente para hacer decrecer sentimientos. En el caso de la búsqueda de disminución de malestar, la distracción fue la más utilizada. Por tanto, los resultados de arrojados por esta parte del primer estudio nos dicen que las personas prefieren la distracción cuando las emociones son muy intensas, al inicio del duelo, y la reevaluación conforme este va avanzando.
En el ámbito de las relaciones de larga duración, lo que se indicó ser usado con mayor frecuencia fue la comunicación honesta y el emprender nuevas actividades con la pareja. Lo primero, más utilizado como forma de mantenimiento y lo segundo, por su parte, para evitar el declive del enamoramiento de largo recorrido. Aunque en menor medida, también fueron descritas otras conductas como la expresión de sentimientos, la confianza, el pasar tiempo con la persona querida, establecer compromisos, estrategias de reevaluación y tener tiempo más allá de la pareja.
En un segundo estudio se pusieron a prueba dos estrategias de reevaluación. Una de ellas centrada en valorar negativamente a la persona amada tras una ruptura y otra destinada a centrarse en los aspectos positivos de la pareja en contexto de una relación a largo plazo. En ambos casos los investigadores encontraron que las personas fueron capaces de influir en lo que sentían y que, por tanto, lo realizado fue eficaz.
En resumen, este curioso estudio viene a analizar lo que los seres humanos solemos hacer, sobre todo a nivel mental, para manejarnos con algunas de las emociones desagradables que suscitan las relaciones amorosas en relación a la regulación del malestar en rupturas y a la evitación del declive en las relaciones a largo plazo. Como resultado, se puede extraer la idea de que todos podemos hacer cosas para sobrellevar mejor las situaciones complicadas que ya se han dado y para prevenir la llegada de otras que, de no ser tenidas en cuenta, muy posiblemente llegarán. Además, nos dejan claro que el intentar centrarnos en lo malo de la persona que nos ha dejado para sobrellevar mejor la ruptura es una buena estrategia e, igualmente, hacerlo en lo bueno de la persona con la que llevamos mucho tiempo nos ayudará a que no decaiga lo que sentimos por ella.
Lista de Referencias.
Langeslag, S.J.E & Van Strien, J.W. (2016). Regulation of Romantic Love Feelings: Preconceptions, Strategies and Feasibility. PLOS one. 2016; 11(8): e0161087. doi: 10.1371/journal.pone.0161087
Autor: Juan Antonio Alonso.