Todos ser humano, en mayor o menor grado, ha experimentado alguna vez la satisfacción que implica el haber construido, armado, dibujado, arreglado,…, un objeto, dibujo, mecanismo,…, cualquier cosa que, total o parcialmente, haya sido creada por él mismo. El bienestar obtenido, sin duda, tiene parte de su origen en una cuestión práctica; el contar con lo que se ha perseguido hace que, una vez obtenido esto, la persona pueda cubrir necesidades o deseos y, de esa manera, paliar determinadas carencias. Pero, debido a que la sensación positiva es mayor cuando las cosas logradas son a través de creación propia que cuando simplemente son adquiridas directamente a través de una compra o donación, no podemos decir que eso sea lo único que interviene. A esto último, al hecho de que a los seres humanos nos agrada mucho más aquello que tenemos que hacer nosotros mismos que lo que ya se nos da hecho, se le conoce como efecto IKEA.
Los expertos tradicionalmente han explicado la existencia de este patrón psicológico tan común a través de tres mecanismos. En primer lugar, una de las razones a la que se le atribuye la realidad que supone que las personas mostremos esta propensión a valorar mejor lo realizado por nosotros mismos es el sentimiento de competencia, de ser capaces de hacer, que esto proporciona. Otra de las causas esgrimidas es la propia justificación del esfuerzo o, en otras palabras, el invertir cierta energía y tiempo para poder tener algo hace que esto mismo se valore más ya que, de otra manera, dicho desgaste carecería de sentido. Por último, crear aporta un sentimiento de propiedad que, en aquellos que lo hacen, origina un aumento de la valoración de lo poseído. En resumen, podríamos decir que cuando hacemos algo nos sentimos mejor con nosotros, más capaces, a la vez que apreciaremos más lo poseído por habernos esforzado en tenerlo y porque lo sentiremos como más nuestro.
Para comprobar si los factores descritos explican realmente este fenómeno psicológico, además de buscar otros nuevos y de abordar un tema poco tratado, el relativo al momento de la vida en el cual aparece el efecto IKEA, Marsh, Kanngiesser & Hood (2018) llevaron a cabo tres estudios destinados a valorar dichas cuestiones en niños. En el primero de ellos se evaluó si la creación de objetos generaba las mismas consecuencias en los menores que lo que sí se sabe que ocurre con los adultos, en el segundo se buscó conocer si lo observado podría ser atribuido a la propia justificación del esfuerzo y el tercero, por su parte, se centró en el sentimiento de propiedad ya señalado. Los resultados indicaron, por un lado, que la tendencia a ofrecer una mayor valoración a lo realizado por uno mismo es muy clara a los 5 ó 6 años. En cuanto a la justificación del esfuerzo, parece ser que este está enlazado con la aparición del patrón tratado, pero no en solitario, sino en combinación con otros factores. La mera posesión del objeto, la estudiada en el tercer estudio, pareció influir, aunque de una manera muy moderada.
Lo encontrado no sólo se quedó en lo descrito, sino que, además, los investigadores encontraron un nuevo elemento implicado. En concreto, estos se dieron cuenta de que lo realizado por las personas es como si se volviese parte de ellas, se convierte en algo parecido a una extensión de sí mismas. Realidad psicológica esta que se muestra muy coherente con la fuerza que tiene el denominado efecto IKEA en las personas; siendo, por tanto, un buen candidato para poder ser considerado en investigaciones futuras como el más importante.
En resumen, los autores nos dicen que el fenómeno descrito existe en los niños, comenzando su aparición entre los 4 y 5 años, pero siendo claro a los 5. Además, estos nos indican que el hecho de que las personas le ofrezcamos a nuestras creaciones un valor especial no es solamente por las razones ofrecidas comúnmente , sino que también tiene muchísimo que ver otra que estos han localizado, la que referida a que la persona que crea algo llega a considerar a esto como parte de ella misma. En definitiva, a la luz de lo encontrado, estaría bien decir que para la mayoría de los seres que conforman nuestra especie crear es crecer y, por lo tanto, el efecto aquí tratado parece tener mucho que ver en en el desarrollo y evolución de esta desde que hizo acto de presencia en este planeta hasta el día de hoy.
Lista de Referencias.
Marsh, L.E., Kanngiesser, P., Hood, B.(2018).When and how does labour lead to love? The ontogeny and mechanisms of theIKEA effect.Cognition.170:245-253. doi: 10.1016/j.cognition.2017.10.012
Autor: Juan Antonio Alonso.