Todos, lo reconozcamos o no, nos topamos en ocasiones con partes de nosotros que no nos agradan. Es seguro que muchas veces tienes que vértelas con pensamientos y emociones que te invitan a no compartir, a querer lo que es del otro, a dañar a alguien, etc. Lo habitual, cuando esto ocurre, es que te preocupes por tu forma de pensar y sentir, que intentes evitarlas de alguna manera, que busques justificaciones a eso que no te gusta,…, lo que sea, menos aceptarlo y reconocerlo como una parte tuya que está ahí. La existencia de este lado oscuro y el hecho de que rara vez es bienvenido da lugar a una ser una serie de problemas que han sido abordados por diferentes escuelas o enfoques psicológicos desde el uso de diferente terminología. En línea con esta idea, en este artículo se analiza la relación existente entre dos conceptos que, desde el punto de vita del autor, describen lo que podría considerarse una misma realidad o, más bien, dos formas complementarias de esta. Así, desde el convencimiento de que ambas visiones pueden enriquecerse mutuamente, se intenta aportar desde aquí una reflexión que ayude a un entendimiento más global de una cuestión que genera una gran cantidad de sufrimiento en el ser humano; la cual, afortunadamente es ampliamente entendida y atendida por los enfoques psicológicos más adelante nombrados.
Para Johhson (2010), el termino sombra, acuñado por Jung y usado ampliamente por numerosas escuelas psicoterapéuticas influidas por él, describe a aquellos elementos psicológicos de nosotros que no conseguimos ver o conocer y que, además, detestamos; contraponiéndose esta al ego, el cual representa a lo que sí reconocemos y que entendemos por nuestra verdadera personalidad. Según Enriquess (2017), esa parte consciente y aceptada tiene una zona interna, un narrador que nos traduce en palabras las experiencias (percepciones, deseos y emociones); diciéndonos lo que ocurre, el porqué y lo que realmente debería de ocurrir. La función de ese diálogo interior es buscar el bienestar del ego mediante el ajuste de lo que narra el discurso y las exigencias del entorno social; en otras palabras, intenta contar lo que experimenta de una manera deseable según lo que él entiende como tal. Así, en los casos en los que esto no es posible, debido a la aparición de ciertos pensamientos, impulsos o emociones que no encajan con lo que debería ser, se genera una disonancia y mucho estrés. La tendencia habitual es reprimir, bloquear o justificar ese material no deseado; generándose sombras productoras de diferentes problemáticas psicológicas.
Desde otra perspectiva, la de las Terapias Contextuales o de Tercera Generación y, en concreto, desde la Terapia de Aceptación y Compromiso, existen un concepto, o una parte de él, que se acerca la misma idea o, por lo menos, a una variante de esta; en concreto, nos referimos a la fusión. Para Hayes, Strosahl y Wilson (2014), las personas tendemos a usar a los pensamientos de manera literal; esto es, para encontrar explicaciones, relatar o buscar soluciones. Esto nos hace entender a estos como algo que debe ser atendido y usado, fusionándonos con ellos; lo cual, en ocasiones es útil, pero en muchas otras no. Al respecto, Bach y Moran (2008) describen varias situaciones en la que esa fusión no resulta sana, siendo una de ella es cuando hacemos evaluaciones negativas sobre nosotros mismos que tomamos como nuestra propia identidad. Lo dicho, trasladado al lenguaje usado por los teóricos de la sombra, ocurriría cuando nos hacemos una narración de lo que somos que no nos encaja con lo que debería ser. Aquí, la tendencia habitual es a buscar controlar la situación y, más concretamente, a evitar esos pensamientos que nos molestan. Esto último, al no ser posible, provoca, paradójicamente, un contacto con estos mayor y más dañino.
Relacionando ambas visiones, parece dilucidarse que la fusión con las evaluaciones desagradables sobre nosotros mismos que conforman nuestra identidad es algo que podría ser considerado como una parte de la sombra. La primera de ellas podría tenerse por la parte más observable o superficial, mientras que la otra como la más oculta o profunda; pero, de una manera u otra, parece tratarse de una misma realidad que, cuando se hace patente, es fuente de un gran sufrimiento.
Lista de referencias.
Bach, P.A & Moran, D.J. (2008). ACT In Practice. Case Conceptualization In Acceptance & Commitment Therapy. Oakland: New Harbinger Publications
Enriquess, G. (2017). Can You See Your Shadow?. Psychology Today. Recuperado de https://www.psychologytoday.com/blog/theory-knowledge/201702/can-you-see-your-shadow
Hayes, S. Strosahl, K Y Wilson, K. (2014). Terapia De Aceptación Y Compromiso. Proceso Y Práctica Del Cambio Consciente (Mindfulness). Bilbao: Desclée De Brouwer.
Johnson, A. R. (2010). Aceptar la Sombra de tu Inconsciente. Barcelona: Obelisco.
Autor: Juan Antonio Alonso