Cualquier relación de pareja establecida durante un tiempo lo suficientemente largo como para que el enamoramiento inicial, aquel en el que la idealización y determinadas sustancias neurotransmisoras hacen que todo parezca perfecto, decaiga y deje paso a lo que se puede entender por una relación de verdad, sufre el riesgo de caer en un proceso de progresiva decadencia. Pasando de ser un espacio de paz, donde cada uno de los miembros se recupera de los múltiples sinsabores de la lucha diaria por la supervivencia y recoge las suficientes energías para encarar aquellos que están por venir, a un lugar donde los reproches y las quejas lo convierten en una zona de desgaste; mutando así de fortaleza a campo de batalla, de refugio a intemperie, de calma a tormenta,… De esta manera, lo que en un principio es solución para la mayoría de problemas puede acabar siendo el mayor de ellos.
Detrás de esta degeneración, Harris (2009) ha señalado cinco procesos psicológicos básicos como máximos responsables. Los cuales, según este, van drenando de forma progresiva el amor de cada uno de los miembros de la pareja; haciendo que, sin que estos se den cuenta, la relación vaya perdiendo su razón de ser y, por tanto, llegue a ser cuestionada e incluso destruida.
El primero de estos procesos es la pérdida de conexión que ocurre cuando ambos integrantes dejan de atenderse de manera abierta, curiosa y receptiva. En otras palabras, cuando desisten de escucharse sin levantar defensas, de interesarse por lo que el otro es, quiere y necesita y, a la vez, dejan de tener en cuenta lo que ese otro aporta. Desconexión que, una vez aparece en uno de los miembros, se vuelve recíproca de manera rápida; finalizando con la expulsión de la relación de la intimidad y calidez, para dejar en su lugar un gran espacio vacío.
La reactividad es otro de los factores clave señalados como esenciales en la destrucción de la pareja, entendida como una manera de comunicación dirigida por sentimientos de rabia y resentimiento; arrastrando a los que actúan conforme a esta a entrar en discusiones circulares en las que cada uno acusa al otro sin nunca llegar a un punto de encuentro y, por el contrario, es añadido cada vez más dolor y separación.
Continúa el autor indicando a la evitación como otra de las causantes de este proceso degenerador de la relación. Con esta se entiende a la tendencia a no pelear y luchar por lo que se sabe que se necesita debido a la incomodidad que supone enfrentarse a emociones y pensamientos incómodos. Dicho de manera diferente, se trata de una forma de actuar en la que los integrantes de la pareja permanecen en una zona cómoda a pesar de que eso mismo conlleva el empeoramiento de la relación; en lugar de enfrentarse a las dudas, miedos e incomodidades que acarrea el pelear porque las cosas mejoren.
El cuarto factor es vivir dentro de la mente; que cada persona se muestre incapaz de ver más allá de las ideas que tiene sobre lo que ha sido o debe de ser, para así poder conectar con lo que ocurre en el momento y, por tanto, disfrutar y construir la relación desde ese lugar en el que el toda la “basura mental”, a pesar de estar, deja de influir.
Por último, el autor añade el descuido de los valores personales de los miembros de la pareja dentro del grupo de procesos básicos esenciales de expulsión del amor. Con esto indica la pérdida de referencia que supone el que uno o ambos integrantes de la relación se desconecten del tipo de compañero sentimental que quieren ser y que, sin darse cuenta, adquieran formas de comportamiento que los conviertan en aquello que ellos mismos rechazan.
Estos factores se relacionan entre sí y suelen darse de forma simultánea, lo que hace que, una vez se disparan, si los integrantes no son conscientes y los alimentan, la pareja sufra un deterioro acelerado que conducirá a la insatisfacción y/o ruptura más pronto que tarde. Mientras que, en caso de ser tenidos en cuenta y revertidos, podrá darse el proceso contrario y servir estos como puntales para un crecimiento de la relación y, de igual manera, para el logro de una satisfacción personal de los miembros de esta.
Lista De Referencias.
Harris, R. (2009). ACT With Love. Oakland. New Harbinger.
Autor: Juan Antonio Alonso
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